Number 1 (Lavender mist)

Seré honesta: la pintura de hoy parece un tremendo desastre. No tiene principio ni fin, no tiene un punto focal claro, no hay ningún objeto reconocible, ni siquiera tiene los obvios contrastes de color que vimos con nuestro amigo Rothko. Sin embargo, Lavender mist, así como muchas otras del arte no figurativo, posee un tremendo encanto: obtienes de ella lo que introduces en ella. Si, al encontrarte con la obra, dejas volar tu imaginación, encontrarás que las posibilidades podrían entretenerte todo el día. Dicho esto, hay que reconocer que en el arte siempre existe el peligro de sobre-analizar, así que en este texto nos enfocaremos solo en unas cuantas cosas lindas: las teorías surrealistas del automatismo y del psicoanálisis jungiano, cómo encontrar el ritmo en una pintura y las rutinas de las patinadoras de hielo. Estoy muy emocionada.

Imagen de Number 1, Lavender mist, de Jackson Pollock
Number 1 (Lavender mist), Jackson Pollock, 1950, esmalte y otros materiales sobre tela, 221 x 300 cm, National Gallery of Art, Washington, DC.

Al igual que Rothko, Jackson Pollock (1912- 1956) pertenece al Expresionismo Abstracto. Sin embargo, este movimiento se divide en dos grandes grupos: el llamado Color Field, y la Pintura de Acción (o Action Painting). El primero, al que pertenece Rothko, se caracteriza por utilizar grandes áreas de color como base de la composición— piensen en los enormes rectángulos de colores que vimos en Violet, Black, Orange, Yellow on White and Red. El segundo, del cual nos ocuparemos hoy, se reconoce por la aplicación gestual de la pintura.

¿Qué quiere decir esto? Para explicarlo, usaré un ejemplo muy simple.

Imaginen una patinadora de hielo, esperando su turno fuera de la pista para comenzar su rutina. De pronto, las luces cambian, la audiencia guarda silencio y nuestra patinadora toma su lugar. La música comienza, la atleta se desliza sobre el hielo, y brinca, aterriza, da una vuelta, repite. Las lentejuelas de su leotardo brillan delicadamente y adornan sus movimientos, los cuales son fluidos y armónicos. Patina, brinca, realiza piruetas suspendida en el aire, aterriza, repite. La rutina llega a su fin. La patinadora, luchando por recuperar el aliento, mantiene su postura final, y sonríe. Las luces se apagan.

¿Qué tiene que ver esto con las manchas de pintura de Pollock? Bueno, para entender Lavender mist, necesitamos un cambio de perspectiva. En lugar de fijarnos en la sonriente patinadora, vamos a desplazar la mirada hacia abajo, al hielo. Al realizar su rutina, la patinadora dejó marcas sobre la pista, donde sus patines se deslizaron o aterrizaron. Esas marcas que vemos son la pintura de Pollock.

Imagen de una pista de hielo. Se pueden observar las marcas que dejaron unos patines.
Marcas en una pista de hielo.
Close-up de Lavender mist. Podemos ver manchas de pintura gris y verde oscuro, líneas negras y blancas, entre otros colores.
Como sabemos, tradicionalmente las personas pintaban una forma de acuerdo con otras. Si se puso una mancha azul para el cielo aquí, entonces le sigue una mancha amarilla para el sol por allá, una blanca para una nube entre las dos, etcétera. Aquí no tenemos formas, sino líneas; líneas autónomas que fueron liberadas de su rol histórico de definir una forma. Con esta liberación, nos encontramos con un nuevo tipo de espacio pictórico en el que no existe principio ni fin y en el que ningún elemento es más importante que otro.

Lo que los artistas de la Pintura de Acción comprendieron, lo que nos quieren comunicar, es que el objeto pintado, la pintura que vemos colgada en el museo, no es más que el resultado de un proceso artístico (la rutina de patinaje, en este pequeño ejemplo). Y este proceso artístico, al ser la expresión inmediata de la existencia e identidad del artista, es la verdadera obra de arte. En pocas palabras, lo que importa en este caso no es el resultado final, sino la aplicación-acción, los movimientos de la pintura y del artista.  

Continuando, otra razón por la que comparo la pintura con las marcas en una pista de hielo es que Pollock, al pintar este tipo de obras, no colocaba su lienzo sobre la pared, sino sobre el piso. De hecho, Pollock ni siquiera tenía contacto físico con la obra. En lugar de utilizar un pincel convencional para untar la pintura sobre la superficie, Pollock usaba palos de madera, cuchillos, pinceles secos e incluso basters de pavo (sí, como los de Navidad). Con ayuda de estos instrumentos, la pintura era rociada, vertida o salpicada de diversas formas sobre el lienzo. Además, el tipo de pintura que utilizaba tampoco era la tradicional, sino un esmalte alquídico muy fluido. Gracias a su consistencia, Pollock lograba literalmente dibujar en el aire: la pintura hacía todo tipo de piruetas antes de aterrizar en el lienzo y dejar su marca permanente.

Jackson Pollock pintando. Tiene un pie sobre el lienzo y otro fuera. Se inclina con los brazos extendidos, en una mano sostiene una lata de pintura y la otra sostiene un pincel con el que avienta pintura. Detrás de él, una pintura con muchas salpicaduras ocupa todo el fondo.
Jackson Pollock fotografiado por Hans Namuth, en 1950

Imagen de Suicidio colectivo ded Siqueiros. Es una imagen ligeramente abstracta. En la parte de abajo, hay dos ejércitos viéndose de frente. Algunas personas montan a caballo, mientras otras yacen muertas en el piso. En la parte superior, manchas de diferentes colores. Los colores más llamativos son el café, azul oscuro, negro, rojo y amarillo.
Suicidio colectivo, David Alfaro Siqueiros, 1936, laca con aplicaciones sobre madera, 124 x 183 cm, MoMA, Nueva York.
En 1936, Pollock participó en un taller con el muralista David A. Siqueiros. Ese fue un momento crucial para la carrera de Pollock, pues fue el uso de pintura industrial en la obra de Siqueiros quien lo inspiró a trabajar de manera diferente. Por otro lado, las composiciones a gran escala de Siqueiros (y de otros artistas revolucionarios mexicanos) también tendrían eco en los inmensos lienzos que Pollock usaría más tarde.

Les dejo un video de Pollock pintando. No es la mejor resolución, pero me parece que ayuda a entender su método. Como pueden observar, no dejaba caer la pintura desde una gran altura, pero la suficiente para que salpicara (así como Rothko, Pollock sabía lo que hacía).

Si ven el video de Pollock pintando, notarán que sus movimientos tienen cierta fluidez, como una danza. Pollock era fan del jazz, y en sus composiciones buscaba capturar algo de sus ritmos sueltos y sincopados, lo cual se aprecia en su aplicación gestual. Ahora bien, si no tenemos a la mano un video, ¿cómo encontramos el ritmo al analizar Lavender mist (o cualquier pintura)? Comencemos por definir el concepto: el ritmo (o tempo visual) es una sucesión de líneas, formas, espacios, colores, u otros elementos, que se repiten o alternan dentro de una obra de arte. Este principio de diseño sugiere movimiento o acción y proporciona un camino a seguir para el ojo del espectador. Como ejemplo, antes de pasar a Lavender mist, les dejo esta imagen del trasaltar de la Mezquita-catedral de Córdoba. En esta sección, pueden observar que se repiten no solo los arcos, también las líneas dentro de los arcos. Esta mezquita se siente como un lugar armonioso (como una dulce melodía), porque es muy fácil para el ojo pasar de un elemento a otro igual.

El trasaltar de la mezquita. Se pueden ver una serie de arcos, una abajo de la otra. En las curvaturas de los arcos fueron trazadas líneas blancas y rojas. alternadas. La composición es simétrica y ordenada.
Mezquita-catedral de Córdoba, Hernán Ruiz y Juan de Ochoa, años 780-siglo XV, España

Aquí está la mezquita otra vez, pero con un conejito que les enseña cómo se pasa de un elemento a otro. Boing, boing, boing.

Ahora sí, a Lavender mist. En este caso es más difícil reconocer el ritmo porque, bueno, medio parece un desastre, como dije al principio. Sin embargo, si nos fijamos bien, podremos reconocer elementos que se repiten, aunque no tengan un orden o arreglo específico (a esto lo podemos llamar ritmo aleatorio). Como no son tan fáciles de ver a simple vista, tracé, en la imagen siguiente, líneas amarillas junto a líneas negras dentro de la obra que son muy similares entre sí. Además, encerré en círculos amarillos bolitas blancas que se crearon al salpicar la pintura. Estos no son los únicos elementos que se repiten, así que los invito a que busquen más. ¿Notan como el ritmo es diferente aquí que en la imagen de la mezquita?

Lavender mist, con trazos amarillos señalando elementos que se repiten.
Con mis trazos la imagen parece algo que se vería en un microscopio, pero espero que ahora sea más fácil identificar algunos de los elementos que se repiten.

Rueda de colores presentes en lavender mist. Entre ellos, varios tonos de verde, beige y negro.
Las líneas y manchas no son lo único que se repite. A pesar de que no hay descanso en todo el cuadro, la paleta de colores es muy reducida. El conejito les muestra aquí algunos colores en una sección del cuadro. 

Para terminar, hablemos un poco sobre las teorías detrás de esta obra. Señalé que Pollock sabía lo que hacía, y eso es absolutamente cierto, pero —y he aquí la clave del asunto—, en esta corriente artística la acción de las manos debía ser un movimiento irracional. Pintar debía ser instintivo, espontáneo, sin propósito concreto. (¿Han visto los libros que traen plantillas para colorear por números? Bueno, estos pintores querían todo lo contrario). La idea detrás de este modo de trabajo es que la mente racional consciente es la antítesis del impulso creativo; que, si un pintor logra suprimir su control consciente sobre el proceso de creación, entonces su trabajo es, de alguna manera, más genuino y universal.

Este tipo de pintura instintiva estaba enraizada en las teorías surrealistas del automatismo y en el psicoanálisis jungiano (son palabras intimidantes, pero el conejito les pide que no teman).  C. Jung propuso que los humanos nacemos con un inconsciente colectivo, heredado, el cual contiene recuerdos e ideas compartidas que todos nosotros podemos identificar, independientemente de la cultura o el periodo de tiempo en el que nacimos. Estos patrones comunes para toda la humanidad se llaman arquetipos. El automatismo surrealista, por otro lado, convertía el proceso artístico casi en un rito religioso, en un trance en el que el artista entraba en contacto directo consigo mismo. Con el automatismo, el inconsciente domina todas las acciones y no existen los errores; la pieza está completa y perfecta así como la diseñe el instinto. El automatismo (así como los arquetipos que surjan o sean reconocidos en una obra) es un espejo del interior de un individuo.

Close-up de Lavender mist. A la izquierda, un conejito blanco y negro. A la derecha, un dibujo de una zanahoria entre dos líneas negras (parte de la pintura), que la encierran.
El conejito reconoce una zanahoria. El conejito se pregunta si eres lo que comes. El conejito se pregunta si, como Gregorio Samsa, se despertará algún día y descubrirá que no es más que un animal como todos los otros.

Con toda esta información, ¿qué pueden ver en Lavender mist? ¿Qué reconocen? ¿Una constelación, una telaraña, una pieza musical, cabello enredado…? Si les digo que este movimiento pictórico surgió después del Holocausto, después de la amenaza de las bombas atómicas, después de tener que reflexionar sobre la potencial extinción de la existencia humana, ¿qué nos dice sobre Pollock?, ¿sobre la ansiedad, la angustia, o la soledad del individualismo detrás del Expresionismo Abstracto? Si dejamos todo eso de lado y no nos influenciamos por el contexto histórico, y vemos este supuesto desastre de obra, ¿qué nos dice sobre nuestro yo interno? Lavender mist, ¿es solo aquello que nos quería comunicar un artista, o estamos viendo nuestro reflejo? ¿Serán la misma cosa? ¿Estoy pensando demasiado? ¿Será que pensar demasiado se ve exactamente como Lavender mist, o como una hoja en blanco?

Pollock agachado en el piso, inclinado sobre un lienzo. En una mano sostiene un pincel seco con el que derrama pintura sobre la tela. En la otra, sostiene una lata de pintura oscura. Está fumando y concentrado en su trabajo. En el fondo, su estudio, un lienzo apoyado en la pared, y una silla.
Pollock pintando en su estudio; la fotografía pertenece a Martha Holmes.

✿ Les dejo la canción del opening de Cowboy Bebop, porque me parece que suena a pintura salpicando: Tank!

✿ Si les gustaría un ejercicio en automatismo, pueden agarrar una hoja en blanco y una pluma, y comiencen a escribir las primeras palabras (u oraciones) que se les vengan a la mente. No intenten buscarles sentido, no piensen en un fin, no intenten hacerlo interesante. Los resultados son divertidos. Yo terminé escribiendo sobre caníbales, figuras geométricas, y mi lista del super. 

✿✿ Si gustan dejar un comentario, ¡pasen al final de la página! ✿✿

Imagen del conejito estrella.
¡Gracias por leer hasta aquí!

2 comentarios sobre “Number 1 (Lavender mist)

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